“Cámara lenta”, de Eduardo Pavlovsky, se estrenó por primera vez en 1981 en el Teatro Olimpia de Buenos Aires bajo la dirección de Laura Yusem y la actuación de Carlos Carella, Betiana Blum y el propio Pavlovsky.
La obra cuenta la historia de un ex boxeador que -acompañado por su ex manager y una amiga de los dos- afronta la decadencia total de cuerpo, mente y espíritu. “Cámara lenta” indaga un universo en el que se conjugan la soledad, el amor, el dolor y el miedo.
Es una obra dramática, compleja y emotiva en la que cada uno de los personajes parece ser prisionero de su propio mundo. Dagomar, Amilcar y Rosa conviven con sus miserias, contradicciones, deseos, frustraciones, dolores y preguntas. Nos invitan a reflexionar sobre lo que somos, sobre lo que es el género humano, o mejor dicho, lo que es el hombre como individuo en un mundo no muchas veces alentador.
Hace un tiempo atrás, Pavlovsky confesó que decidió llamarla “Cámara Lenta” porque le sonaba como una historia en un movimiento muy lento de deterioro: “como si durante un tiempo nosotros hubiéramos ralentizado todo nuestro intelecto, nuestra capacidad de discernir, la interiorización de la violencia se hizo obvia, la represión no era afuera sino que ya se transformaba en adentro. Hemos tenido que disimular o crear personajes para sobrevivir, y después nos hemos convertido a veces en los personajes, como si un actor se convirtiera después en un personaje que representó en teatro. Pienso que esto nos ha ralentizado en algún nivel y todavía no sabemos bien cuáles han sido los efectos”.
Aseguró que Cámara lenta, tal vez no represente su teatro en particular, o su lenguaje teatral pero que personalmente, representó como una especie de elaboración de su propio deterioro, sus propias pérdidas y angustias durante los años de la última dictadura militar argentina. Fue así que recurrió a la metáfora del boxeador que de alguna manera es un hombre golpeado por su oficio.
La obra fue representada en varios países, como las versiones de Racciopi en Sao Paulo (Brasil) y la del grupo Teatro Circular de Montevideo (Uruguay).
En 1987, fue estrenada en inglés por el Teatro Stages, en Los Ángeles, durante el "Festival Pavlovsky" bajo la dirección de Paul Verdier. Esta versión fue premiada por la revista especializada Drama Logue y por Los Angeles Times.
En junio de 1988, “Cámara lenta” formó parte de La Marathon Pavlovsky que se llevó a cabo en el Festival Internacional de las Artes de Nueva York, en un tríptico del actor y dramaturgo que se completó con las obras “Pablo” y “Potestad”. En 1989, fue estrenada en Madrid por el director argentino Roberto Villanueva.
La obra cuenta la historia de un ex boxeador que -acompañado por su ex manager y una amiga de los dos- afronta la decadencia total de cuerpo, mente y espíritu. “Cámara lenta” indaga un universo en el que se conjugan la soledad, el amor, el dolor y el miedo.
Es una obra dramática, compleja y emotiva en la que cada uno de los personajes parece ser prisionero de su propio mundo. Dagomar, Amilcar y Rosa conviven con sus miserias, contradicciones, deseos, frustraciones, dolores y preguntas. Nos invitan a reflexionar sobre lo que somos, sobre lo que es el género humano, o mejor dicho, lo que es el hombre como individuo en un mundo no muchas veces alentador.
Hace un tiempo atrás, Pavlovsky confesó que decidió llamarla “Cámara Lenta” porque le sonaba como una historia en un movimiento muy lento de deterioro: “como si durante un tiempo nosotros hubiéramos ralentizado todo nuestro intelecto, nuestra capacidad de discernir, la interiorización de la violencia se hizo obvia, la represión no era afuera sino que ya se transformaba en adentro. Hemos tenido que disimular o crear personajes para sobrevivir, y después nos hemos convertido a veces en los personajes, como si un actor se convirtiera después en un personaje que representó en teatro. Pienso que esto nos ha ralentizado en algún nivel y todavía no sabemos bien cuáles han sido los efectos”.
Aseguró que Cámara lenta, tal vez no represente su teatro en particular, o su lenguaje teatral pero que personalmente, representó como una especie de elaboración de su propio deterioro, sus propias pérdidas y angustias durante los años de la última dictadura militar argentina. Fue así que recurrió a la metáfora del boxeador que de alguna manera es un hombre golpeado por su oficio.
La obra fue representada en varios países, como las versiones de Racciopi en Sao Paulo (Brasil) y la del grupo Teatro Circular de Montevideo (Uruguay).
En 1987, fue estrenada en inglés por el Teatro Stages, en Los Ángeles, durante el "Festival Pavlovsky" bajo la dirección de Paul Verdier. Esta versión fue premiada por la revista especializada Drama Logue y por Los Angeles Times.
En junio de 1988, “Cámara lenta” formó parte de La Marathon Pavlovsky que se llevó a cabo en el Festival Internacional de las Artes de Nueva York, en un tríptico del actor y dramaturgo que se completó con las obras “Pablo” y “Potestad”. En 1989, fue estrenada en Madrid por el director argentino Roberto Villanueva.
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